A veces la mente comienza a dar pequeñas señales de que algo no anda bien, pero las pasamos por alto pensando que es simple distracción, cansancio o estrés. Sin embargo, en algunos casos, esos olvidos o cambios de comportamiento pueden ser el inicio de un problema más serio: la demencia. Reconocer las señales a tiempo puede marcar una gran diferencia, tanto para la persona afectada como para su familia.
La demencia no aparece de un día para otro. Es un proceso lento, silencioso y progresivo que puede comenzar años antes de que se diagnostique. Por eso, prestar atención a los primeros signos es fundamental para actuar a tiempo y mejorar la calidad de vida.
A continuación, te comparto las 10 señales tempranas más comunes de la demencia, explicadas de manera sencilla, para que puedas identificarlas y entender mejor lo que podrían significar.
1. Pérdida de memoria que interfiere con la vida diaria
Todos olvidamos cosas de vez en cuando, como dónde dejamos las llaves o el nombre de alguien. Pero cuando los olvidos comienzan a ser frecuentes y afectan tareas cotidianas, puede ser una alerta. Por ejemplo, repetir la misma pregunta varias veces, olvidar eventos importantes o depender excesivamente de notas o familiares para recordar cosas básicas. Este tipo de olvido va más allá de lo normal.
2. Dificultad para planificar o resolver problemas simples
Una de las señales más sutiles es cuando una persona empieza a tener problemas para seguir una receta que antes hacía sin dificultad, o cuando manejar las cuentas del hogar se convierte en un desafío. También puede costarle concentrarse o seguir instrucciones que antes eran rutinarias.
3. Confusión con el tiempo o el lugar
Las personas con demencia pueden perder la noción del tiempo con facilidad. A veces olvidan qué día es, en qué mes están o incluso cómo llegaron a cierto lugar. Puede que salgan de casa y se desorienten en un sitio que conocen desde hace años. Esa desubicación es más común de lo que parece en las etapas tempranas.
4. Dificultad para realizar tareas cotidianas
Tareas simples como encender la televisión, preparar café o usar el celular pueden convertirse en un reto. No es que la persona haya olvidado por completo cómo hacerlo, sino que necesita más tiempo o comete errores que antes no ocurrían. Poco a poco, esas pequeñas fallas van limitando su independencia.