En la naturaleza hay mezclas que parecen creadas para complementarse. Una de ellas es la unión de la mandarina con el clavo de olor. A simple vista puede parecer una combinación extraña: una fruta fresca, jugosa y dulce junto a una especia intensa, aromática y con un toque picante. Sin embargo, cuando se juntan, no solo dan un aroma delicioso que recuerda a la época navideña, sino que también ofrecen beneficios para la salud que vale la pena conocer.

La mandarina es una de esas frutas que nos acompaña desde pequeños. Fácil de pelar, con un sabor agradable y refrescante, suele ser la favorita de grandes y chicos. El clavo de olor, en cambio, tiene una personalidad más fuerte: con apenas un par de piezas logra impregnar de aroma y sabor todo lo que toca. Pero lo más interesante ocurre cuando los dos se combinan, ya que se potencian entre sí para ayudarnos a sentirnos mejor por dentro y por fuera.

Un dúo natural para la salud
La mandarina es rica en vitamina C, antioxidantes y agua. Esto la convierte en una aliada perfecta para reforzar el sistema inmunológico, mantener la piel saludable y ayudar a combatir los radicales libres que envejecen las células. Por su parte, el clavo de olor contiene eugenol, una sustancia con propiedades antiinflamatorias, analgésicas y antimicrobianas. Esa combinación puede ser especialmente útil en temporadas de resfriados o cuando necesitamos un impulso extra de energía y defensas.

Un remedio casero para aliviar molestias
En muchas casas todavía se conserva la tradición de clavar varios clavos de olor en una mandarina y dejarla en un rincón del hogar. No solo sirve como ambientador natural, sino que también se cree que ayuda a purificar el aire y mantener alejados algunos insectos. Además, algunas personas preparan infusiones con la cáscara de mandarina y unos cuantos clavos para aliviar la tos, mejorar la digestión y calmar los nervios después de un día estresante.