Si el embarazo no se da, el cuerpo lúteo se desintegra, los niveles de progesterona bajan y el endometrio empieza a descomponerse. Esto da paso nuevamente al sangrado menstrual y a un nuevo comienzo del ciclo.
En esta etapa, muchas mujeres sienten los síntomas del famoso síndrome premenstrual (SPM): hinchazón, sensibilidad en los senos, irritabilidad, antojos o cambios emocionales. Aunque son molestos, forman parte del ajuste hormonal normal del cuerpo antes de iniciar una nueva menstruación.
El ciclo como espejo de la salud femenina
La menstruación no es solo un proceso biológico; también es un indicador muy útil del bienestar general. Cambios en la duración del ciclo, en el color o cantidad del sangrado, o en los síntomas asociados pueden reflejar desequilibrios hormonales, problemas de tiroides, estrés o incluso trastornos más serios como el síndrome de ovario poliquístico.
Por eso, llevar un registro del ciclo —ya sea en una libreta o en una app— puede ser una herramienta muy valiosa. Conocer los propios patrones permite anticipar síntomas, identificar irregularidades y entender mejor lo que el cuerpo está comunicando.
Factores que pueden alterar el ciclo menstrual
No todos los ciclos son iguales, y muchas cosas pueden afectarlos. El estrés, la alimentación, el ejercicio extremo, los cambios de peso o incluso el sueño pueden influir en la regularidad de la menstruación. Las hormonas son muy sensibles a los cambios del entorno y del estilo de vida, por lo que mantener una rutina equilibrada es fundamental.
Asimismo, ciertos anticonceptivos hormonales pueden modificar el ciclo, hacerlo más corto, más largo o incluso detener el sangrado durante varios meses. Esto no siempre es motivo de alarma, pero siempre conviene consultar al médico si hay cambios repentinos o prolongados.
Rompiendo el tabú y comprendiendo el cuerpo
Hablar abiertamente sobre la menstruación es una forma de empoderamiento. Entender lo que pasa en el cuerpo ayuda a vivir cada fase con más naturalidad y menos incomodidad. La menstruación no debería verse como algo sucio o vergonzoso, sino como una muestra del equilibrio y la fuerza del cuerpo femenino.
Aprender a cuidar el cuerpo durante esos días —ya sea descansando más, hidratándose mejor o ajustando la alimentación— puede hacer una gran diferencia en cómo se experimenta el ciclo. Y si algo no parece normal, nunca hay que dudar en buscar orientación médica.
La menstruación, en definitiva, no es solo un evento mensual: es un reflejo de la vida, del ritmo interno y de la capacidad de renovación que tiene el cuerpo.