Hoy compartí una foto muy especial: cuatro imágenes que cuentan mi historia reciente.
En la primera tengo mi cabello largo, en la segunda un corte más corto, en la tercera casi rapada, y en la última aparezco completamente calva, pero sonriendo. Esa sonrisa no es solo por un cambio de look. Es la sonrisa de alguien que acaba de terminar la quimioterapia.
Acabo de terminar mi quimioterapia. Me encantaría que me desearas mucha salud y larga vida.
Detrás de esa frase hay meses de miedo, dolor, cansancio… pero también amor, fe y mucha esperanza.
Hubo días en los que me miraba al espejo y no me reconocía: se iba el cabello, se iba la energía, se iba la rutina que conocía. Pero descubrí algo que nunca se fue: mis ganas de seguir aquí.
Lo que aprendí en el camino
- El cabello vuelve, la vida no.
Al principio, perder el pelo me dolió más de lo que imaginé. Con el tiempo entendí que el cabello es solo un detalle. Lo importante es el cuerpo que sigue luchando y el corazón que sigue latiendo. - No estoy sola.
Familia, amigos, médicos, enfermeras y hasta desconocidos me dieron fuerzas con palabras, mensajes y pequeños gestos. Cada “¿cómo estás hoy?” fue una mano tendida. - La salud es un regalo.
Antes daba por hecho levantarme sin dolor, salir sin cansarme, reír sin preocupación. Hoy cada día que amanezco con fuerza es un milagro que valoro el doble. - La actitud no cura, pero ayuda.
No voy a mentir: tuve miedo, lloré muchas veces. Pero también decidí sonreír cuando podía, celebrar los pequeños avances y creer que el tratamiento estaba funcionando.
A quienes están pasando por lo mismo
Si estás en quimioterapia ahora, o si quieres a alguien que la está viviendo, quiero decirte algo desde el corazón:
- No eres débil por tener miedo.
- No eres menos por haber cambiado físicamente.
- Eres valiente por seguir luchando todos los días, incluso cuando nadie te ve.
Aférrate a las personas que te aman, haz preguntas a tus médicos, permite que otros te cuiden y, sobre todo, no pierdas la esperanza. Un día mirarás atrás, como yo hoy, y dirás: “No fue fácil, pero aquí sigo”.
Gracias por tus buenos deseos
Si llegaste hasta aquí, te agradezco de verdad.
Tus buenos deseos, tus oraciones, tus mensajes y tu energía positiva significan más de lo que imaginas. No solo los recibo para mí; también los comparto en mi mente con todas las personas que están luchando contra el cáncer en este momento.
Te invito a que, además de desearme salud y larga vida, envíes un pensamiento bonito para:
- Quienes están iniciando su primer ciclo de quimio.
- Quienes están esperando resultados de exámenes.
- Quienes ya perdieron a alguien por esta enfermedad y siguen sanando por dentro.
Yo estoy empezando una nueva etapa. La quimioterapia terminó, pero mi vida continúa, y quiero llenarla de momentos hermosos, de amor y de proyectos cumplidos.
Gracias por acompañarme, por leerme y por desearme salud y muchos años más.
Ojalá también tú tengas una vida larga, plena y llena de cosas buenas.