Exceso de estrés: cómo reconocerlo y qué hacer para evitar que consuma tu vida

El estrés es una reacción natural del cuerpo. Todos, en algún momento, hemos sentido esa presión en el pecho antes de un examen, la tensión en los hombros por un problema de trabajo o esa sensación de no poder más cuando las preocupaciones se acumulan. En dosis pequeñas, incluso puede ser positivo porque nos mantiene alerta y nos impulsa a actuar. Pero cuando se vuelve excesivo y constante, deja de ser un aliado y comienza a convertirse en un enemigo silencioso.

El exceso de estrés no solo afecta la mente, también golpea fuerte al cuerpo. Y lo más peligroso es que muchas veces no lo notamos hasta que los síntomas ya son demasiado evidentes. Por eso, aprender a identificarlo y manejarlo a tiempo es clave para no permitir que se convierta en un problema mayor.

Cuando el estrés pasa de ser normal a ser dañino
No todo estrés es malo. Imagina que estás cruzando una calle y de repente un carro aparece de la nada; esa descarga de adrenalina que te hace reaccionar y moverte rápido, es el estrés funcionando de forma positiva. El problema aparece cuando el cuerpo se mantiene en ese estado de alerta constante, incluso cuando no hay un peligro real. Esa tensión prolongada va agotando el sistema nervioso, alterando el sueño, el estado de ánimo y hasta el corazón.

Señales de que el estrés te está afectando más de lo normal
El cuerpo siempre habla, y cuando está sometido a demasiado estrés, lanza advertencias. Algunas de las más comunes son dolores de cabeza frecuentes, rigidez en el cuello y los hombros, cansancio extremo, problemas para dormir y dificultad para concentrarse. También puede provocar cambios en el apetito, desde comer demasiado hasta perder el hambre por completo. En el aspecto emocional, se manifiesta como irritabilidad, ansiedad, tristeza repentina o una sensación constante de estar abrumado.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *