Si alguna vez has sentido acidez constante, malestar en el estómago o esa sensación incómoda de hinchazón después de comer, es muy probable que hayas escuchado el nombre de una bacteria bastante famosa: la Helicobacter pylori. Suena a algo técnico, casi de laboratorio, pero lo cierto es que millones de personas en todo el mundo la tienen sin saberlo. Esta pequeña bacteria, que habita en el estómago, es la responsable de causar gastritis, úlceras y hasta algunos tipos de cáncer gástrico si no se trata a tiempo.
Lo más curioso es que muchas veces la infección pasa desapercibida. Uno puede estar años conviviendo con ella sin síntomas graves, hasta que el cuerpo empieza a dar señales claras de que algo anda mal. Por eso, entender qué es, cómo actúa y, sobre todo, cómo eliminarla de forma definitiva, puede marcar un antes y un después en tu salud digestiva y tu calidad de vida.
¿Qué es realmente la Helicobacter pylori?
La Helicobacter pylori es una bacteria que se instala en el revestimiento del estómago y resiste la acidez gracias a una especie de escudo natural que la protege. Es increíblemente resistente, y por eso eliminarla no siempre es tarea fácil. Se transmite por contacto directo con saliva, vómito o materia fecal, y también puede adquirirse al consumir agua o alimentos contaminados.
En muchos países, sobre todo en regiones donde las condiciones de higiene o saneamiento son limitadas, esta bacteria es muy común. Sin embargo, cualquiera puede infectarse, incluso sin tener malos hábitos, simplemente por compartir cubiertos, vasos o alimentos con alguien que la tenga.
Los síntomas que no debes ignorar
Hay personas que pueden tener Helicobacter pylori sin mostrar ningún síntoma, pero en otros casos el cuerpo empieza a mandar señales de alerta. Entre las más comunes están el dolor o ardor en la parte superior del abdomen, sensación de llenura después de comer muy poco, gases, eructos frecuentes, pérdida del apetito, náuseas y, en casos más avanzados, vómitos con sangre o heces oscuras.
Un detalle importante es que estos síntomas se confunden fácilmente con una simple gastritis o indigestión, por lo que muchas personas pasan meses o años sin saber que la bacteria está ahí, irritando el estómago día tras día.
Diagnóstico: la importancia de saber lo que realmente tienes
El diagnóstico correcto es la clave. Hay varias pruebas que los médicos utilizan para detectar la presencia de Helicobacter pylori, entre ellas el test del aliento, el examen de heces y, en algunos casos, una endoscopía con biopsia. Son procedimientos sencillos, pero fundamentales para saber si la bacteria está activa y si ha causado daño en el estómago.
No basta con asumir que “seguro tengo gastritis” y tomar antiácidos sin control. Esas medicinas alivian momentáneamente el ardor, pero no eliminan la causa del problema.
Tratamiento médico: el primer paso para eliminarla
Cuando se confirma la presencia de Helicobacter pylori, el médico suele indicar un tratamiento que combina antibióticos y medicamentos para reducir la acidez estomacal. Este tratamiento, conocido como “terapia triple” o “cuádruple”, dura entre 10 y 14 días, dependiendo del caso.