Cuando pensamos en alimentos que nos ayudan a mantenernos fuertes y llenos de energía, solemos imaginarnos frutas exóticas o suplementos caros. Pero muchas veces la respuesta está mucho más cerca de lo que creemos, incluso en la cocina de nuestras abuelas. Ese es el caso de la patata dulce, también conocida como batata o camote, un tubérculo que no solo conquista el paladar, sino que también aporta una increíble lista de beneficios para la salud.
Lo más interesante de la patata dulce es que combina lo mejor de dos mundos: es deliciosa y, al mismo tiempo, nutritiva. No importa si la prefieres asada, hervida o en puré, este alimento se adapta a todo tipo de comidas y es un aliado perfecto tanto para quienes buscan energía como para quienes desean mejorar su alimentación.

1. Fuente natural de energía sostenida
La patata dulce es rica en carbohidratos complejos, lo que significa que libera energía de forma gradual. Esto la convierte en una opción ideal para mantenerte activo durante todo el día sin los picos y bajones que generan otros alimentos altos en azúcares refinados. Por eso, muchos deportistas la incluyen en su dieta antes de entrenar.
2. Rica en fibra, buena para la digestión
Una de las ventajas más notables de este tubérculo es su contenido en fibra. La fibra ayuda a mantener el tránsito intestinal regular, previene el estreñimiento y da una sensación de saciedad que evita los atracones. Además, favorece un intestino más saludable gracias a que actúa como alimento para las bacterias buenas de la flora intestinal.

3. Gran aporte de antioxidantes
La pulpa anaranjada de la patata dulce es una clara muestra de su riqueza en betacarotenos, un tipo de antioxidante que el cuerpo transforma en vitamina A. Este nutriente es esencial para la visión, la piel y el sistema inmunológico. Cuanto más intenso sea el color de la patata, más antioxidantes suele contener.