Roncar es uno de esos problemas que, aunque a veces lo tomemos a la ligera o hasta con humor, puede afectar seriamente la calidad de vida de quien lo padece y de quienes lo rodean. Para algunos es solo un ruido molesto que interrumpe el sueño, pero detrás de esos sonidos ásperos y vibrantes puede haber factores de salud importantes que conviene conocer y atender. Y claro, también está el impacto en la convivencia: no es raro escuchar a alguien bromear diciendo que duerme en otra habitación porque su pareja ronca demasiado fuerte.
Entender por qué se producen los ronquidos y qué alternativas existen para aliviarlos es fundamental, sobre todo porque este problema no discrimina. Puede afectar a hombres, mujeres, personas jóvenes o mayores. Lo bueno es que hay maneras naturales y prácticas de mejorar esta situación sin tener que recurrir siempre a tratamientos invasivos o complicados.

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¿Por qué roncamos?
El ronquido ocurre cuando el aire no fluye libremente por la nariz y la garganta durante el sueño. Esa obstrucción parcial hace que los tejidos vibren, produciendo ese sonido que todos reconocemos. A veces es un problema leve, pero en otras ocasiones puede ser señal de algo más serio, como apnea del sueño. Entre las causas más comunes encontramos:
- Sobrepeso: el exceso de grasa alrededor del cuello puede estrechar las vías respiratorias.
- Posición al dormir: acostarse boca arriba favorece que la lengua y el paladar caigan hacia atrás, bloqueando el paso del aire.
- Edad: a medida que pasan los años, la garganta pierde firmeza y se relaja más.
- Alcohol o sedantes: relajan en exceso los músculos de la garganta, lo que facilita el ronquido.
- Congestión nasal: resfriados, alergias o desviación del tabique dificultan la respiración normal.

El impacto de los ronquidos en la vida diaria
Más allá del ruido, los ronquidos pueden ser una señal de que el descanso no es reparador. Una persona que ronca fuerte y con frecuencia puede despertarse varias veces en la noche sin darse cuenta, lo que provoca somnolencia diurna, falta de concentración y hasta cambios de humor. Y claro, no olvidemos a la pareja o familiares, que también ven afectado su sueño.
Soluciones naturales que pueden marcar la diferencia
- Bajar de peso si es necesario
Uno de los cambios más efectivos es perder esos kilos de más que ejercen presión sobre la garganta y reducen el espacio por donde pasa el aire. No hace falta obsesionarse con dietas extremas; bastan pequeños cambios sostenidos en el tiempo para notar mejoras tanto en la salud general como en la reducción de los ronquidos.

- Dormir de lado
Aunque suene simple, dormir de costado en lugar de boca arriba puede disminuir notablemente los ronquidos. Algunas personas incluso colocan una almohada detrás de la espalda o usan camisetas con una pequeña bola cosida en la parte trasera para evitar girarse durante la noche. - Higiene del sueño
Mantener horarios regulares para dormir, crear un ambiente tranquilo y libre de pantallas, y asegurarse de descansar suficientes horas son hábitos que ayudan a relajar el cuerpo de manera natural y reducen la probabilidad de roncar.

- Evitar alcohol y sedantes antes de dormir
Si bien una copa de vino puede parecer inofensiva, el alcohol relaja demasiado la musculatura de la garganta y agrava los ronquidos. Lo mismo ocurre con los sedantes. Reducir o evitar su consumo por la noche es una decisión sabia. - Mantenerse hidratado
Cuando el cuerpo está deshidratado, las secreciones nasales se vuelven más espesas y pegajosas, lo que contribuye a la obstrucción. Beber suficiente agua a lo largo del día ayuda a mantener las vías respiratorias más despejadas.