Tratamiento del conducto radicular: lo que debes saber antes de pasar por él

El motivo más común es una caries profunda que ha llegado hasta el nervio. Pero también puede deberse a un golpe fuerte, una fractura, un desgaste excesivo o una restauración previa que haya dañado la pulpa. A veces, el diente parece estar bien por fuera, pero el daño interno ya está hecho. Por eso, las revisiones periódicas con el dentista son fundamentales.

Entre los síntomas más frecuentes que pueden indicar la necesidad de un tratamiento de conducto se encuentran:

  • Dolor intenso al masticar o al tocar el diente.
  • Sensibilidad prolongada al frío o al calor.
  • Hinchazón en la encía cercana al diente afectado.
  • Cambio de color en el diente (se torna más oscuro).
  • Aparición de una pequeña protuberancia o fístula en la encía.

Mitos y verdades sobre el tratamiento de conducto

Durante años, este procedimiento ha tenido mala fama, y es momento de aclarar algunos puntos:

  • “El tratamiento de conducto duele mucho.”
    Falso. Gracias a la anestesia moderna, el procedimiento es prácticamente indoloro. Lo que realmente duele es la infección previa, no el tratamiento.
  • “Después del tratamiento, el diente muere.”
    En parte cierto, en parte no. El diente pierde su pulpa (la parte viva), pero sigue cumpliendo su función masticatoria. Es un diente “sin nervio”, pero completamente útil.
  • “Mejor sacar el diente y ya.”
    Extraerlo puede parecer una solución rápida, pero implica perder una pieza natural que luego requerirá un implante o un puente. La endodoncia conserva tu propio diente, que siempre será la mejor opción.

Cuidados después del tratamiento

Tras una endodoncia, es normal que sientas algo de sensibilidad o molestia al masticar. Esto suele durar unos días y se controla fácilmente con analgésicos. También se recomienda:

  • Evitar masticar alimentos duros con ese lado hasta completar la restauración definitiva.
  • Mantener una buena higiene bucal, cepillando con suavidad la zona.
  • Asistir a los controles que indique el dentista.
  • En algunos casos, se sugiere colocar una corona para reforzar el diente tratado.

Con el cuidado adecuado, un diente tratado con endodoncia puede durar toda la vida.

Ventajas del tratamiento de conducto

  • Elimina el dolor causado por la infección.
  • Evita la pérdida del diente natural.
  • Impide que la infección se propague a otras zonas.
  • Mejora la estética dental (al restaurarse el diente).
  • Recupera la función normal al masticar.

En definitiva, la endodoncia no es un enemigo, sino un aliado. Es la oportunidad que ofrece la odontología moderna para conservar una pieza dental que de otro modo se perdería. Atrás quedaron los tiempos en los que este procedimiento era sinónimo de sufrimiento. Hoy, los avances tecnológicos permiten que sea rápido, seguro y prácticamente indoloro.

¿Qué pasa si no se realiza el tratamiento?

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